La mañana de este jueves 26 de noviembre murió el Obispo Emérito Don Benjamín Jiménez Hernández.
Después de días de estar luchando por su salud a consecuencia de COVID-19.
Había estado internado en un Hospital de la Ciudad de Hermosillo Sonora, había presentado infección en la vía urinaria padecimiento por el cual, estaba recibiendo tratamiento en su residencia en Magdalena de Kino, Sonora, sin embargo tras la complicación que redundó en fiebre, dolor de cabeza y estómago, se le aplicó la prueba para detectar SARS-COV-2, resultando positivo a la misma.
Ante una baja oxigenación y dificultades para respirar fue internado en el hospital San José de la capital del Estado de Sonora, para recibir atención médica especializada, pero tras días internado falleció a los 82 años de edad.
Don Benjamín Jiménez Hernández nació el 31 de marzo en 1938 en Pénjamo Guanajuato, en 1951 ingresó al Seminario donde realizó los estudios de humanidades, fue enviado al Seminario Nacional Pontificio de Montezuma en Nuevo México, Estados Unidos, donde cursó los estudios de filosofía y Teología, a su regreso a Culiacán recibió la ordenación presbiteral el 28 de-julio de 1963 en la Catedral Basílica.
En 1987 Monseñor Luis Rojas Mena lo nombró miembro del Cabildo Catedralicio y el 23 de febrero de 1988 se le otorgó el título de Monseñor, ese mismo año inició su oficio como Vicario General de la Diócesis de Culiacán, un año después fue ordenado Obispo por el Nuncio Apostólico en México Don Girolamo Prigione y nombrado auxiliar de Culiacán, Cuatro años después el 01 de diciembre de 1993 inició su ministerio episcopal como Obispo Diocesano de Culiacán convirtiéndose en el tercer obispo de la iglesia particular a la que sirvió y estuvo como pastor por 22 años.
Promovió diversos encuentros con hermanos laicos en las comunidades parroquiales de la Diócesis de Culiacán, inició la fundación y bendijo la Universidad Católica de Culiacán, gestionó el reconocimiento oficial de los estudios filosóficos y teológicos del seminario diocesano ante la SEPyC, entre las obras impulsadas y bendecidas sobresales las instalaciones del Seminario, las oficinas del Obispado y el Centro de Espiritualidad el Buen Pastor, la remodelación de la Casa Episcopal y otros espacios.
En Marzo del 2011 fue aceptada su renuncia como pastor diocesano por el Papa Benedicto XVI permaneciendo como Obispo Emérito de Culiacán.
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