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Cuando el frío arrecia y la humedad es latente, el cuerpo suele sufrir las consecuencias. La temporada de gripes y resfríos se hace presente y, aunque la gente suele utilizar ambos términos como sinónimos de un mismo mal, la verdad es que ambos son distintos.
Es cierto que ambos son causados por un virus, pero estos son de distinto tipo. Ambos comparten además síntomas similares, pero uno de ellos es más intenso que el otro. incluso, sin un tratamiento temprano, la gripe podría causar la muerte.
Podemos decir que la gripe es una enfermedad respiratoria aguda que aparece de súbito y está asociada con la fiebre. El virus que lo causa es la Influenza.
Cuando hablamos del resfriado, en cambio, los síntomas más bien son menores. Además, no podemos señalar a un solo virus como causante, pues se trata de 200 tipos diferentes de virus que pueden producir sus síntomas.
Según el último estudio de la Organización Mundial de la Salud, estamos propensos a que un virus de gripe mucho más peligroso sea traspasado de animales a personas, generando una nueva pandemia de gripe. Ese peligro latente se basa en que estos virus mutan constantemente y podría llegar a infectar a millones de personas.
Como lo han explicado los especialistas, la gripe pasa por un periodo de incubación de 18 a 36 horas que provoca fiebre muy alta con los típicos dolores de cabeza, molestias musculares muy intensas, sobre todo en las piernas y espalda, y la tos frecuente que a todos perturba. A eso se suma la clara sensación de cansancio.
Y, a diferencia de la gripe, el resfriado tiene un periodo de incubación mayor, es decir de 48 a 72 horas. Durante este periodo suele haber la fastidiosa irritación ocular, tos seca, congestión nasal y también secreción copiosa. Eso sí, muy pocas veces provoca fiebre.
La importancia de saberlos diferenciar estriba en que debemos saber qué necesitamos para combatir el mal que nos aqueja. Al ser enfermedades de distinto origen, a través de distintos virus, tienen también diferentes formas de ser combatida. De lo contrario, se corre el riesgo de no tratar la enfermedad adecuadamente y eso puede traer más complicaciones que soluciones.
ALGUNAS MEDIDAS DE
PREVENCIÓN
Debido a que la gripe y el resfriado se transmiten por
la vía aérea, su prevención es complicada. Sin embargo, los especialistas
coinciden en que se pueden tomar algunas medidas para reducir cuando menos las
posibilidades de contraer cualquiera de estas dos enfermedades.
Las medidas que debe anotar y poner en práctica ante
el riesgo de contraer una gripe o resfrío son:
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Llevar una dieta variada: esta debe incluir frutas que aporten vitamina
C, lo cual nos ayudará a
protegernos para tener un sistema inmune fuerte.
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Hidratarse frecuentemente: esto es de suma importancia ya que el consumir
líquidos es una práctica diaria que trae múltiples beneficios a nuestra salud y
en el caso particular de la gripe, nos ayuda a tener las mucosas húmedas.
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Lavarse las manos con frecuencia: pues es una vía habitual de contagio, debido a
que todavía las personas están acostumbradas a cubrirse la boca con las manos
cuando estornudan.
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Consumir ginebra: nuestro aparato respiratorio se ve beneficiado
notoriamente cuando la consumimos, ya que la ginebra posee propiedades
antisépticas.De esta manera, no
solo ayuda a contrarrestar las congestiones sino que también funciona como un
antiespasmódico, aliviando los movimientos convulsivos producidos por el
estornudo.
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Evitar el contacto con personas con la
enfermedad: aunque esta es una
obviedad, es importante recalcar que no se debe compartir material de higiene personal ni utensilios;
vacunarse de la gripe si se está dentro de un grupo de riesgo.
Se considera como personas con riesgo de desarrollar una posible complicación a los niños menores de 5 años, así como los adultos mayores de 65 años y las mujeres embarazadas.
Del mismo modo, entrarían en este grupo de vulnerabilidad las personas que sufren patologías crónicas, enfermedades pulmonares o neurológicas, las que tienen obesidad o aquellas que tengan afección a su sistema inmunitario.
Un resfrío, en tanto, puede afectar a cualquier edad, pero sus efectos están en relación directa con la situación del sistema de inmunidad de cada persona, con la respuesta de su propio organismo.