Recorre las calles del centro de Culiacán con productos medicinales, con remedios para malestares comunes y sencillos de tratar con pomadas.
Es originario del estado de Zacatecas, pero desde la década de 1950 llegó atraído por la paga de diez pesos por jornada en las labores del campo en Costa Rica, pero cambio su residencia a Culiacán cuando el primer cuadro era de estilo campirano.
La idea de vender remedios surgió por un malestar que hace algunos años tuvo, y de esta forma busca novedades para compartir con las personas.
Asegura no tener familia, su esposa falleció hace algunos años y no tiene hijos, y con casi 80 años de edad esta en busca de una compañera.
Su mensaje es de trabajo y alegría para quien lucha todos los días.
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