Los movimientos #MeToo y #TimesUp han dado fuerza a muchas mujeres y hombres para relevar sus experiencias de acoso en sus diferentes profesiones, de abuso sexual y hasta violación, de manera que estos términos ya no se esconden más en la “vergüenza” y empiezan a no ser más un taboo del cual “no debe hablarse”.
Pero conforme más historias salen a la luz, mayor es la confusión ante los significados de dichos conceptos y ¡vaya que es importante tener claro sus diferencias!
Se trata de acoso sexual si en el trabajo, la familia, la escuela o entre amigos una persona utiliza su poder para chantajear, amenazar o coaccionar a otra persona para obtener un beneficio de carácter sexual. Es decir, que puede implicar tanto intimidación, hostilidad o humillación, como herramienta para la coacción. De manera que, independientemente si la persona agredida termine “accediendo” a tener relaciones sexuales sigue siendo acoso, ya que su voluntad ha sido condicionada por medio de la relación de poder, usualmente en el marco laboral, por medio de amenazas.
Por otro lado, se considera abuso sexual al tipo de maltrato provocado por una imposición de un acto de carácter sexual en contra de la propia voluntad, en el cual el agresor tiene una posición de poder, ya sea físico, por la diferencia de edad o una mayor madurez biológica, o psicológico, por una mayor madurez cognitiva. Es por esto que los menores y personas con discapacidad física y/o mental son los que mayor riesgo tienen de sufrir abusos.
El abuso sexual puede darse con contacto físico, ya sean tocamientos, penetración bucal, genital o anal, o introducción de objetos; o sin contacto físico, a través de exhibicionismo, fotografías de contenido sexual y visualización de películas pornográficas. Sin embargo, no implica el uso de la fuerza o violencia física para someter a la persona abusada, así como tampoco el uso de sustancias que ponen a la víctima en situación de vulnerabilidad, ya que en dichos casos se estaría hablando de una violación al tratarse específicamente de algún tipo de penetración forzada mediante dichas prácticas.
Recientemente se han revelado múltiples casos de acoso sexual en Hollywood, como las más de 20 denuncias contra el director Harvey Weinstein, entre muchos muchos otros hombres que han sido acusados. Y no sólo en Estados Unidos mujeres y hombres del espectáculo se han atrevido a alzar la voz, sino también en México, donde causaron revuelo las declaraciones de la actriz Karla Souza contra el director Gustavo Loza.
Ante este escenario, colegas de la farándula han dado su apoyo a las víctimas, aunque algunos lo hicieron de una manera bastante controversial, como es el caso del actor Plutarco Haza, quien condenó públicamente el acoso en su cuenta de Twitter pero a la vez denuncio que “las únicas víctimas son las y los que dijeron NO”.
Como era de esperarse el comentario del actor se volvió viral y ante la lluvia de críticas terminó eliminándolo de la cuenta, pero el internet no perdona y las publicaciones con la imagen del tweet original se han convertido en objeto de debate tanto en Twitter como Facebook.
Respecto a la insinuación de Haza que no todas las actrices son tan inocentes como dicen, la Secretaria del Juzgado Segundo de Distrito, en Veracruz, Daniela Montserrat De Alba, argumentó en su cuenta de Facebook que en esos casos se trata de una cuestión ética y no penal.
“Si una niña crece viendo que para triunfar en la vida no hay que tener talento sino ser "buena moza".... probablemente ella será quién incite la relación sexual para lograr un beneficio...en ese contexto es muy difícil señalar al jefe cómo acosador, pues "¿a quién le dan pan que llore?"...pero en esa circunstancia hay más de una víctima pues la mujer habrá accedido a un puesto de manera injusta evitando que otros con mejores méritos lo logren; pero en este caso el victimario es la sociedad y el sistema machista”, expresó.
“El problema entonces no es penal si no de Ética Laboral.
El problema entonces no es si alguien accede o no a la propuesta, el problema es que tal oferta laboral no debería de existir”.
Así, ya sea por acoso, abuso o violación la denominación de “víctima” no está condicionada a decir “NO”, pues el silencio y miedo también son formas de negación.