Hay muchos dichos sobre amor: “En la guerra y el amor todo se vale”, “Si lo amas déjalo ir, si regresa es tuyo si no nunca lo fue”, y cómo olvidar la famosa expresión “El amor duele”. Esta última se lleva como bandera cada vez que algo sale mal en una relación o cuando nos encontramos ante un amor imposible, creemos que sufrir por amor es normal, de hecho, casi una obligación, pero qué tal si no lo es, qué si estamos totalmente equivocados y simplemente hemos aceptado lo que las películas, libros y estándares de sociedad nos dice que debe de ser: que el amor debe ser tormentoso para ser apasionado, que si no duele no es verdadero, que el amor lo es todo o nada.
de medianoche deseando con todo su corazón el encontrar pareja este año, mientras que otros, con sus corazones aún rotos por su última relación habrán jurado como resolución de Año Nuevo “no volverse a enamorar este año”.
Parece lógico el por qué alguien podría desear no enamorarse, si el amor duele por qué querría alguien sufrir, ¿no? El problema está precisamente en que ligamos el desamor al amor, si lo desglosáramos entenderíamos que el amor en sí no duele, al contrario, sana. El amor es felicidad, es alegría, cariño, confianza, seguridad, es aquello que repara toda grieta en nuestras vidas, pues no importa lo malo de nuestras vidas, mientras tengamos amor, mientras nos sintamos amados y amemos plenamente.
El amor no duele, el amor el gozo, es consuelo, lo que duele es el desamor, es la ausencia de amor lo que nos parte el corazón. Es la mentira, la traición, el engaño o el amor no correspondido. Sufrimos no por culpa del amor sino porque ya no lo tenemos.
Nadie se muere de amor, eso es verdad, porque el amor no duele, sin embargo, hay quienes en la frustración el desamor, en la depresión de la soledad, en la oscuridad del vacío que es el perder a alguien a quien has amado, arriesgan su vida, ya sea ignorando su salud o, peor aún, tentando al destino al cometer imprudencias que ponen su vida en peligro. Poco o nada tiene que ver cómo reacciona alguien al desamor con el verdadero sentimiento que se tiene hacia una persona, pero tiene todo que ver con el amor que nos tenemos a nosotros mismos.
En normal tenerle miedo al amor, pero no por la duda de si puede o no llegar a ser maravilloso, sino por la incertidumbre de si este durará o no. Entonces, si tu eres de aquellos que este año deseó fuertemente no volverse a enamorar sólo para no sentir el dolor de la posible pérdida, entonces tal vez debas plantearte la siguiente pregunta ¿Vale la pena deja a un lado lo que podría ser lo más maravilloso de tu vida por miedo a que esto no dure?
Conocer a la persona correcta no siempre significa que es la persona correcta para el resto de nuestras vidas, a veces sólo se trata de la persona correcta para nosotros en ese momento, y eso está bien, pues con cada persona que se cruza en nuestro camino aprendemos algo, nos volvemos mejores personas a través de las experiencias que vivimos, de las decisiones que tomamos a partir de ellas; de manera que cuando lleguemos a conocer a esa persona especial con la cual sabemos que queremos pasar el resto de nuestras vidas estemos listos para hacerla feliz, pues somos más sabios y humanos gracias a todo esas veces que sufrimos por desamor.
Nadie se enamora pensando en que algún día ese amor puede terminar, de ser así nadie se enamoraría nunca. Enamorarse es de valientes, ¿quieres amor? Sólo hay una forma de encontrarlo: arriesgándose a que te rompan el corazón. No se trata de forzar las cosas, no se trata de buscarlo por todas partes ni de hacerse ilusiones sin fundamentos, simplemente de no cerrarse a la posibilidad. Ya sabes lo que dicen: “El amor llega cuando menos lo esperas”, tal vez no todos los dichos son falsos después de todo.
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