Todos conocen la historia del famoso cuento de Antoine de Saint-Exupéry “El Principito”, pero pocos conocen a la mujer que inspiró a su amada rosa: la pintora y escultora salvadoreña Consuelo Suncín.
Unos días después del 119 aniversario de su nacimiento, el Instituto Cervantes hace honor a la artista inaugurando una ruta de 9 km a través de las calles de Paris, donde la salvadoreña vivió con su tercer esposo, el aclamado escritor.
La ruta incluye 22 lugares que la pintora frecuentó, incluyendo el edificio que compartió a partir de 1937 con Saint-Exupéry, así como la estela de bronce con la efigie del escritor que se encuentra en la Plaza de El Salvador.
Pero, ¿por qué hasta ahora se le reconoce? Si ella fue la inspiración para tan bello cuento, ¿por qué ha sido borrada casi completamente de los libros de historia que hablan sobre el escritor?
De acuerdo con la escritora francesa Marie-Helene Carbonel, quien en 2010 publicó la biografía "Consuelo de Saint-Exupéry, une mariée vêtue de noir" ("Consuelo de Saint-Exupery, una novia vestida de negro") y el escritor Paul Webster, autor de "Antoine de Saint-Exupery: la vida y la muerte de El Principito", publicada en 1993, la artista salvadoreña siempre fue mal vista tanto por amigos como familiares del escritor, primero por ser divorciada y viuda, pues la consideraban “amoral” en los círculos aristócratas franceses, y luego por ser extranjera, ya que la familia del autor tenía una postura monárquica, antisemita y extremadamente xenofóbica.

"Consuelo era una seductora. No sólo era una mujer bonita y menuda que encantaba a los hombres; también podía hablar con ellos", dijo la escritora francesa en una entrevista con la BBC.
"Para mí es una mujer muy interesante y de gran valor. No es una casualidad que interesó a tantos hombres inteligentes e importantes"
Y es que después del divorcio con el mexicano Ricardo Cárdenas, Consuelo viajó a
París con José Vasconcelos, una de las figuras intelectuales, culturales y políticas más destacadas de la época en México. Mientras mantenía una relación con él conoció a Enrique Gómez Carrillo, el escritor y periodista guatemalteco que entonces era cónsul general de Argentina en París. Poco después dejó a Vasconcelos para casarse con Gómez Carrillo, a pesar de que él era 30 años mayor.
Su matrimonio duró nueve meses porque en 1927 él murió y Suncín decidió mudarse a Buenos Aires. Irónicamente, fue ahí y no en Francia donde conoció a Antoine de Saint-Exupéry, quien trabajaba como piloto comercial de servicios de mensajería. Tan sólo un año después, en 1931, se casó con el escritor, aviador y aristócrata, lo que la convirtió en condesa.

Sin embargo, aunque ella fue la inspiración para la obra célebre del escritor, el texto podría no ser una declaración de amor sino más bien una disculpa, pues en su autobiografía “La memoria de la rosa”, Consuelo cuenta que su matrimonio con el francés fue amargo y doloroso.
"Se ha querido presentar a este libro como un cuento para niños. Pero no lo es de ningún modo. Es un libro que escribió para pedir perdón a Consuelo, es un acto de contrición", aseguró Carbonel.
En el manuscrito lo acusa de hacerla sufrir con sus múltiples ausencias y numerosas amantes. También habla de su "egoísmo" y su "infantilismo", y lo llama "cruel, negligente, avaro y derrochador".
"La rosa es Consuelo";, afirma la escritora a la cadena británica. "Los tres volcanes son los volcanes de El Salvador. Los baobabs son las ceibas a la entrada del pueblo de Armenia, en El Salvador. La rosa que tose es Consuelo, que sufre de asma, que es frágil y por eso está protegida bajo una campana de cristal".
"Las otras cinco mil rosas pueden ser las otras mujeres de Saint-Exupéry, pero para El Principito esas rosas no valen nada, la única que vale es su rosa".
Así, lo que para el mundo es un libro lleno de lecciones de vida, para la artista salvadoreña fue una demostración de culpa y arrepentimiento. Hoy, ella es reconocida por su talento como artista, pero seguirá siendo siempre “la rosa”.
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