Una imagen captura más que las palabras, sobre todo en un contexto donde no hay límites se deja al descubierto lo obsceno por ejemplo el resultado de un accidente u homicidio.
En la época pos-moderna caracterizada por el uso de tecnología las imágenes captadas se difunden con mayor rapidez e incluso los mismos niños y adolescentes son testigos presenciales de estas expuso la catedrática de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Verónica Hernández.
El resultado es la seducción del morbo, es decir la atracción hacia lo que esta prohibido.
El uso de dispositivos móviles motiva a la captura de imágenes y su difusión.
En el caso de los niños y adolescentes muchas veces no comprenden las implicaciones y consecuencias de un hecho violento, solo experimentan curiosidad.
La psicóloga expone que en los adultos pese a la curiosidad o morbo tienen mayor conciencia de lo que implica un deceso violento, no así los niños y adolescentes.
En este caso los menores suelen vivir una realidad virtual asociada con los video juegos donde es común la muerte, no así en la vida real.
Por eso, Verónica Hernández recalca que si bien no puede ocultarse la violencia, el adulto debe guiar y en el caso de los padres de familia enseñar las implicaciones de este fenómeno y promover espacios de unión y convivencia sana.
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