Hace unas semanas publicamos una nota relacionada con el videojuego erótico BatBalls, en el cual los jugadores pueden satisfacer sus deseos sexuales al ver interactuar a sus personajes de la saga de Batman en actividades sexuales de manera explícita.
Pero ¿por qué no recurrir a simple pornografía?, ¿qué es lo que hace que una animación sea más tentadora que la realidad y cuáles son los orígenes de este género?.
No es novedad que algunos mangas y animes tenga cierto contenido sexual, se ha vuelto común la imagen de la sexy colegiala que se desprende del “complejo de Lolita”, pero existen dos géneros que van más allá del coqueteo con lo sexual y que pueden describirse totalmente como eróticos: el etchi (o ecchi en occidente), conocido como entretenimiento con contenido sexual (desde lolitas hasta sexo explícito heterosexual y homosexual), y el hentai, una forma de pornografía animada más explícita con inclinaciones pervertidas (aquí entra cualquier fetiche perverso que se les pueda ocurrir, desde violaciones grupales hasta actos sexuales con seres fantásticos como demonios, alienígenas, pulpos y muchas otras cosas raras).

Y es precisamente esa falta de límites lo que hace atractivo estos géneros para algunos usuarios, las posibilidades infinitas y sobre todo la falta de culpa. Al tratarse de una animación, el usuario da rienda suelta a su imaginación sin pensar en las consecuencias de actividades como la prostitución en general o prostitución infantil, de igual manera los dibujos animados se muestran gustosos de participar en dichas actividades; es decir no se ve forzado ni fingido y sobre todo no hay miseria, sólo satisfacción.

Pero cómo fue que surgieron, el término hentai surgió como una traducción del alemán para referirse a lo pervertido y tomó auge en los estudios de psicología al combinarse con el análisis del deseo sexual con connotaciones anormales. Sin embargo el aumento del alfabetismo durante la era Toisho (1912-1926) en Japón dio lugar al surgimiento de periódicos baratos, ya que la lectura se convirtió en el nuevo hobby de la nación y con ellos dichos estudios psicológicos pasaron de ser escritos para la comunidad científica a la población en general. En su publicación “Colonizing Sex: Sexology and Social Control in Modern Japan”, la invetsigadora Sabine Fruhstuck
atribuye el aumento del interés en el contenido sexual explícito y extraño a este periodo, y con el incremento de la demanda también llegaron textos con ilustraciones más detalladas, de ahí el primer boom del hentai.
El periodo de la posguerra también fue significativo en la aceptación del erotismo gráfico, ya que para muchos sobrevivientes su cuerpo era la única posesión que les quedaba tras la destrucción de sus ciudades y hogares. Ya para 1960 el término etchi ya era común en la cultura popular para referirse al sexo.
En cuanto a la inclusión de elementos fantásticos en la pornografía animada, todo parece ser resultado de la censura, pues conforme se popularizó el contenido sexual en revistas y periódicos el gobierno impuso restricciones como las típicas barras negras o los pixeles para censurar principalmente los genitales masculinos. Así los caricaturistas se vieron forzados a ser más creativos y empezaron a involucrar el sexo con otros seres como robots y monstruos cuyos genitales no se asemejaban completamente a la realidad para evitar dicha censura.

Con el paso del tiempo el etchi y el hentai llegó a la civilización occidental y debido a su gran aceptación algunas compañías siguieron sus pasos occidentalizando a los protagonistas de dichos encuentros y posteriormente involucrando a personajes de la cultura popular como en el caso de BatBalls al famoso Caballero de la Noche Batman y sus curiosamente siempre atractivas oponentes Gatúbela, Hiedra Venenosa, y Harley Quinn.
Seguro después de leer esto no volverás a ver igual a tus caricaturas de la infancia como Sailor Moon, Ranma ½ y Dragon Ball. Las cuales tienen múltiples tonos eróticos y hasta cierto punto pervertidos en sus tramas.
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