En Guerrero, damnificados siguen esperando las viviendas que el gobierno federal les prometió tras el golpe de los huracanes Ingrid y Manuel. Tres años después no hay buenas noticias: decenas de casas nuevas no son habitables y tendrán que ser demolidas.
Hace aproximadamente dos años, los habitantes de Papagayo vieron el arranque de la construcción de 29 viviendas en una zona alta de la comunidad. Todo iba bien hasta que se dieron cuenta de que las casas eran sostenidas por polines de madera.
Las 29 casas, con un costo aproximado de 190 mil pesos cada una, serán demolidas. Sedatu comienza desde cero y trabaja en la elección de un nuevo terreno, ahora en Tierra Colorada.
En agosto de 2014, así anunciaba la Sedatu la construcción de El Mirador: un fraccionamiento ubicado a 30 minutos del centro de Chilpancingo -en automóvil- levantado en un terreno de 17 hectáreas:
"En Chilpancingo renace la esperanza para unas mil 100 familias porque pronto tendrán su nueva vivienda. El suelo, con ayuda de la tecnología, se ha reforzado para evitar hundimientos o deslaves".
La Secretaría de Protección Civil estatal concluyó que en caso de que continúe el desplazamiento de las 32 viviendas, será necesario desalojar a las familias de la manzana de junto. Y agrega que se debe considerar la demolición de las casas afectadas debido a que las plataformas no garantizan estabilidad.
Habitantes aseguran que funcionarios municipales y el ex delegado Vicario Castrejón les prometieron que serían reubicados en un predio cercano.
Al respecto, José Manuel Armenta Tello, Delegado de la Sedatu, confirma que él personalmente revisó el proyecto y éste está alejado de la realidad.
Héctor Vicario Castrejón se ha deslindado de las irregularidades a pesar de que estuvo al frente de la delegación durante los 13 meses posteriores al impacto de los huracanes Ingrid y Manuel. En ese tiempo se autorizaron recursos, se compraron predios, se firmaron contratos de construcción y se entregaron viviendas.