Satisfacción de un maestro es sembrar buenas semillas y educar.

Excelente maestro es aquel que enseñando poco hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender, así lo vivió Gilberto Ibarra Osuna, pues siendo niño fue guiado por el camino que finalmente lo llevo a la docencia y dar clases durante 40 años. Originario de la comunidad de La Chicura de la Noria del municipio de Mazatlán, su padre tomó la decisión de migrar a Culiacán para que sus hijos tuvieran la oportunidad de estudiar. Fue alumno de la escuela primaria “Ponciano Arriaga” y gracias a sus excelentes calificaciones tuvo la oportunidad de viajar a la ciudad de México y conocer al presidente Adolfo López Mateos. Este tipo de experiencias dejaron en Gilberto Ibarra Osuna el deseo de enseñar, ingreso en la Escuela Normal de Sinaloa en 1966 y se graduó en 1969, impartió clases de español, historia del arte y literatura además de educación artística en la escuela secundaria “Emilia Obeso” durante 19 años así como la Federal número cuatro. El profesor manifiesta que lo más gratificante es encontrarse con ex alumnos que lo recuerdan. Con décadas de experiencia en las aulas esta convencido que la educación se da en casa, en la familia y los conocimientos en la escuela. En 40 años de servicio docente reconoce cambios en la sociedad y ahora el reto de las nuevas generaciones de maestros es dominar la tecnología, estar a la par de los alumnos tanto de primaria y secundaria quienes sin esfuerzo logran entender los sistemas computacionales y que con sus contenidos ejercen influencia sobre ellos. El profesor, Gilberto Ibarra Osuna evalúa las generaciones, pese a que siempre han existido los problemas de desintegración familiar o bullyn, manifiesta que también los padres deben ser educados y prestar atención a sus hijos. Reitera que educando a los niños y niñas se tendrá un mejor ambiente y una mejor sociedad.